La viruela símica es una enfermedad provocada por un virus transmitido de los animales a las personas, que produce síntomas similares a los que se observaban en los pacientes con viruela (la cual fue erradicada en 1980 y se detuvo la vacunación contra ella).  

El virus se hospeda naturalmente en primates no humanos, ardillas, ratas, y lirones, sin embargo aún se está identificando con certeza cuál es el reservorio exacto y su forma de circular en la naturaleza. Principalmente se presenta en zonas de selva tropical de África central y occidental, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha reportado más de 2,013 casos en 42 países del mundo donde este virus no es endémico. En América Latina se han reportado casos en varios países como Chile, Venezuela, Brasil, México y Argentina. 

 

La transmisión de animales a humanos se produce por contacto directo con la sangre, los líquidos corporales, las lesiones de la piel, las mucosas de animales infectados o por comer carne poco cocinada. La transmisión entre seres humanos puede producirse por contacto estrecho con una persona infectada, a través de secreciones de las vías respiratorias, por contacto con lesiones en la piel de personas infectadas o a través de la placenta de la madre al feto.  

 

Los síntomas suelen aparecer en promedio entre 6 y 13 días después de haber adquirido la infección, y la presentación clínica se divide en dos fases: un primer periodo de fiebre, malestar general, inflamación de los ganglios linfáticos, dolores musculares y falta de energía. La segunda fase aparece después de 1 a 3 días después de que inicia la fiebre, en el cual aparece un brote en la piel que predomina en la cara y las extremidades, aunque también se presenta en la palma de las manos y las plantas, los genitales y la mucosa oral. El brote inicia como lesiones planas, luego ligeramente elevadas y evolucionan a vesículas (llenas de líquido), costras que se caen.  

Estos síntomas en general se resuelven solos, duran entre 2 a 4 semanas. Sin embargo, la presentación es más severa en niños pequeños, sobre todo cuando hay presencia de condiciones que disminuyen el funcionamiento normal del sistema inmunológico. 

Dentro de las complicaciones está la neumonía, infecciones severas sistémicas, infección del sistema nervioso central, de la córnea y pérdida de la visión entre otras.  

 

Para el diagnóstico se toma una muestra de las lesiones en piel a la cuales se les realiza una PCR (reacción en cadena de la polimerasa), y el tratamiento se basa en aliviar los síntomas, una adecuada hidratación y nutrición, controlar las complicaciones y evitar las secuelas a largo plazo. Hay un medicamento (antivírico) el cual la Agencia Europea de Medicamentos aprobó, sin embargo, aún no está ampliamente disponible.  

 

También existen vacunas de segunda y tercera generación contra la viruela que han sido aprobadas para la prevención de la viruela del mono. Actualmente la OMS no recomienda la vacunación masiva hasta no tener una evaluación completa de los riesgos y beneficios. Por el momento recomiendan profilaxis a personas expuestas a personas infectadas o trabajadores expuestos (laboratorios, servicios de salud etc).  

  

Continuaremos concientizando acerca de los factores de riesgo y educando sobre las medidas para reducir la exposición al virus. 

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.